martes, 28 de octubre de 2014

ENTUSIASMO

 Los hombres piensan que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. Gabriel García Márquez
Nunca es tarde. Si decidimos enamorarnos, llegara el Amor a nuestra vida. Y, si por el contrario, pensamos que, dadas las circunstancias y las experiencias vividas, ya no nos podemos enamorar, sucederá que el sentimiento de amor no podrá latir en nuestra conciencia. Pero, en realidad, una cosa es decidir enamorarse y otra muy distinta es pensar que “necesitamos” al otro sexo y del sexo para sentir amor y, por tanto, buscar como hurones por entre las madrigueras.

Muchas personas piensan que enamorarse conlleva obsesionarse con el objeto de su pasión y experimentar un “baile de hormonas” que más se parezca a un “chute” que a un estado de plenitud serena. Sin embargo, vivir enamorado es vivir fluyendo en la corriente de la afinidad y empatía con la vida junto a otros seres que ríen y lloran. Vivir enamorado, en realidad, es vivir entusiasmado, un término derivado de en-Zeus-siasmarse, que significa “estar lleno de Zeus”, es decir, “estar lleno de Dios” con toda la calidad de energía-conciencia que cada segundo encierra. Una capacidad de la Inteligencia Emocional que permite darse cuenta a cada instante de que uno aprende y disfruta de todo lo que opta y llega.

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